En  lo físico: mejorar la percepción a través de los  sentidos no sólo los tradicionales, la intuición y otros  para lograr una relación más profunda con la realidad.

En lo espiritual: comprender por qué el ser humano es  parte activa de un todo, es decir, de una realidad con la que está interconectado.

En lo emocional: Tener control de las emociones personales y en saber aprovechar los aspectos de cada una de ellas para la construcción de una buena calidad de vida, tanto en el plano individual como en el social.

En lo psicológico: autocontrol, la transformación y la evolución individual.

En lo energético:  Proyectar energía a los pensamientos y actitudes, se trabaja mejor, las posibles barreras se asumen como desafíos.

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